UN MILLÓN DE CICATRICES

Ayer empezamos un nuevo año, un año en el que todos esperamos (como siempre) que nos vaya mejor que nunca, que nuestros sueños se hagan realidad, que podamos alcanzar nuestras metas y todo lo que nos proponemos...

Echo la vista atrás y me parece increíble que ya haya pasado otro año casi sin enterarme. Parece que fue ayer, para mí, cuando aún estaba celebrando esa nochevieja, aquella nochevieja que pasamos juntos, de momento, la última y no me atrevo a decir que nunca más sucederá, no porque quiera, sino porque jamás me ha gustado escupirle al cielo, por si acaso me salpicaba (ya sabéis eso de "nunca digas de este agua no beberé").

Pensaba que al cambiar de año iba a "tirar" muchas cosas a la basura, iba a matar demasiados recuerdos... Pero no ha sido así... Hoy vuelves a m i cabeza, una vez más. En parte, tampoco quiero acabar con esos recuerdos, porque forman parte de mí, de mi tiempo y de todo lo que he vivido. Así que me quedo con todo, absolutamente todo. Con los buenísimos momentos, en los que me sentí muy feliz, con los malísimos momentos, con los cuales desearía haberme escondido como un avestruz, y con los momentos que nos han quedado por vivir, porque aunque volvamos a estar juntos (cosa que hoy por hoy, dudo al 100%), "ya nada volverá a ser como antes".

A pesar de todo, también a ti te deseo lo mejor en este nuevo año que comenzamos a andar, más que nada porque siempre has sido y serás alguien muy especial para mí y porque me da rabia que estés tirando tu vida a un pozo sin fondo como lo estás haciendo.

Hoy quiero dejarlo todo atrás y quiero mirar para adelante que "para atrás ya me dolió bastante". Lo que tenga que ser, será. Sólo quiero estabilizarme yo misma.