sábado, 31 de enero de 2009

CAPÍTULO 4




- Si Héctor hubiera confesado antes, los padres, al menos, no hubieran sufrido la amarga incertidumbre de estos años.

“Renacerá el dolor en su corazón. No, no renacerá porque nunca se ha muerto, sino que subirá a lo máximo cuando el asesino – o el fiscal, lo mismo da-, relate con pelos y señales las torturas, violaciones, la muerte de las hijas. No lo soportarán!

Roger estaba en el despacho del psicólogo asignado al caso por Bienestar Social. (Era, por tanto, el mismo que trataba a los familiares de Eva y de Lorena). Bloqueado, inmerso en un maremágnum de quimeras, los mecanismos de defensa de su subconsciente trataban de evadirle los miedos trasladándolos a otras personas. Pero no lo conseguía.

- Haces trampa, Roger- le advirtió el terapeuta-. Tienes que coger el toro por los cuernos de una vez por todas!

Coger el toro por los cuernos. Pronto lo estaba diciendo.

Al cabo de pocos días llegaron a TV7 los papeles de la jubilación de Vicente Vila. Eso quería decir dos cosas, principalmente. Primera: había que prepararle una gran fiesta de despedida. Y más teniendo en cuenta que era la primera jubilación que se producía en TV7 en sus seis años de existencia. Y segunda: a la fuerza, habría reestructuraciones en la sección de Informativos.

En el tema de la fiesta, Roger se limitó a hacer la correspondiente aportación económica. Respecto a la otra cuestión, fue uno de los más afortunados, ya que lo relevaron de la siempre azarosa unidad móvil. A partir de ahora, dirigiría y presentaría los Telenoticias de los fines de semana, y también colaboraría en la realización de algunos reportajes especiales.

- Te vas, nos dejas, nos abandonas y encima te premian con la insignia de oro de la casa. Qué morro!- discurseaba un empleado de TV7 que estaba encima de una silla y aguantaba un paquete con las manos.

Estaban en el bar de los estudios y la fiesta de despedida de Vicente estaba en su apogeo.

- Vivirás con una pierna en alto mientras nosotros, pobrecitos, tenemos que continuar al pie del cañón para ganarnos los cuartos!- proseguía el speaker mientras sus compañeros, escuchándole, engullían los canapés y remojaban sus bocas con el champagne como si les fuera la vida en ello.

Vicente se esforzaba por sonreír, pero no ponía buena cara, parecía cansado. Estaba sentado en una butaca y, a su lado estaban, de pie, el director general, que le había condecorado hacía unos minutos, y el resto de directivos de la corporación.

Roger escuchaba atentamente el discurso.

- Pero no te desharás tan fácilmente de nosotros, y tanto que no! Por eso te pedimos que aceptes este humilde regalo , para que no te aburras y para que, al menos, puedas grabar Vídeos de primera.

- Uuuh!

La última frase del charlatán fue recibida con una bronca formidable por parte de los compañeros, y él se apresuró a rectificar:

- Quiero decir, para que no nos olvides nunca, de la misma manera que nosotros recordaremos siempre tu alta docencia y tu inmensa categoría humana.

Dicho esto, todo el mundo comenzó a aplaudir con ganas. Montse era una de las que más lo hacía. Seguidamente, el del discurso le dio el paquete a Vicente, que lo abrió y resultó ser una cámara de vídeo. Entonces el jubilado, que se había emocionado un poco, dio las gracias a todo el mundo y, sentado como estaba, empezó a grabar a unos y otros. La fiesta continuaba.

Al cabo de dos o tres minutos Montse se le acercó y después de darle dos besos la mar de sonoros, le pidió la cámara para grabar ella.

Roger aprovechó para acercarse a Vicente y brindaron con las copas.

- ¿Podrás acompañarme a casa al acabar?- le pidió Vicente.

- Claro- le respondió Roger, que en seguida tuvo que separarse para dejar sitio a los otros compañeros que acudían a felicitar al homenajeado.

- En vez de tanta medalla de metal, más habría valido que le quedase una pensión digna, y no la miseria que le darán!- El que había hablado así era el enlace sindical de la CGT, que lucía un alfiler con el anagrama del sindicato enganchado al jersei.

- Tú lo has dicho- le respondió Roger.

Y justo un segundo más tarde escucharon una voz muy melosa que les decía:

- A ver, estas bonitas caras que las inmortalice!

A las caras bonitas se les escapó una sonrisa de día de fiesta.

- ¿Sabes que Montse ha conseguido que le encargaran los reportajes especiales del caso Torreforta?- le preguntó Roger a Vicente, cuando lo llevaba a casa en coche.

- Sí, me lo ha dicho el nuevo jefe y ella misma- le respondió Vicente.

- Y, ¿qué te parece?- quiso saber Roger.

- Pues te vuelvo a decir que es un trabajo que deberías hacer tú.

- Montse también me lo ha pedido- le aseguró Roger-, pero todavía lo tengo todo demasiado reciente y le he dicho que no.

- Piénsatelo bien- le aconsejó Vicente-. Ella es muy sensacionalista.

- ¿Qué quieres decir con eso?- se disparó la alarma en Roger.

- Quiero decir que puede haber sido una decisión precipitada confiarle el trabajo. Ahora bien, si tú haces equipo, tu veteranía en la casa y la implicación que tienes en el caso la harán frenar en sus posibles excesos.

Roger estaba muy serio escuchando estas razones, hasta que Vicente le tocó la espalda afectuosamente. Entonces, cambió la gravedad de su rostro y se relajó un poco.

Cuando llegaron al portal de la finca, Vicente propuso a Roger que subiera a su casa. Este, un poco extrañado, aparcó el coche y lo siguió.

- Siéntate en el sofá y te enseñaré una cosa- le dijo el amo de la casa.

Entonces puso una cinta en el reproductor de vídeo y explicó a Roger:

- Hace tres años, cuando empecé en este caso, me tuve que limitar a hacer un trabajo de circunstancias. En primer lugar porque fue un caso atípico: pronto estuvo cerrado por lo que respecta a Sandra, pero al mismo tiempo quedó abierto por la desaparición de Eva y Lorena.

“Además, como en seguida provocó tanta alarma social, yo no quise añadir leña al fuego y me ceñí a exponer los hechos lo más asépticamente posible”.

En los últimos cinco años habían desaparecido sin dejar rastro más de diez mujeres en el área de cobertura de TV7, es decir, toda la demarcación de Tarragona, más el norte de Castellón, el sur de Barcelona y las comarcas orientales de Lleida. Por si esto no fuera poco motivo de preocupación, estaban también los casos de Valencia, Madrid, Sant Joan Despí, Martorell…

Las primeras imágenes que aparecieron en el monitor correspondían al entierro de Sandra. Roger dijo que no las había visto nunca, Vicente le explicó que era lógico, ya que todo el contenido de la cinta era inédito. Se trataba de una copia del material sobrante de su reportaje, que él se había llevado a casa antes de que lo reciclaran en TV7.

- ¿Y por qué me lo enseñas ahora? – le preguntó Roger.

- Porque hay imágenes que pueden servir para el futuro reportaje. Un reportaje, te lo vuelvo a decir, que tendrías que realizar tú.

- No insistas- le replicó Roger con educación, pero con energía al mismo tiempo-. Yo no lo haré. Dáselo a Montse, si crees que le puede servir.
- No!- exclamó Vicente con determinación-. Ya sabes las reservas que le tengo. Tú eres mi amigo y a ti te doy el material. Ahora, si no te interesa, antes de que se pierda, pásaselo tú mismo.

- Entendido- dijo el joven con resignación.

- Antes he de advertirte una cosa- señaló Vicente-: aquí hay imágenes que obtuve de estrangis, como las del entierro de Sandra. Y a mi edad y en mi estado de salud, no me puedo permitir el lujo de tener ningún enfrentamiento con la justicia. Por eso, tanto si eres tú el que hace el trabajo, como si es ella, o incluso si trabajáis juntos, utilízalas con prudencia.

En este punto, Vicente paró el vídeo, sacó la cinta, la puso en una funda y se la dio a Roger, que la cogió.

- Gracias, Vicente- le dijo sentimentalmente-. No olvidaré nunca lo que has hecho por mí durantes estos años e incluso ahora mismo. Creo que tienes razón en todo lo que me has dicho sobre la conveniencia de trabajar con Montse. Me pondré en contacto con ella.

Cuando Roger se fue, Vicente se quedó pensativo unos segundos. Después cogió el teléfono y marcó.

- O mucho me equivoco o le he convencido bien- dijo nada más empezar la comunicación-. El resto es cosa tuya.

- Y la cinta, ¿qué?- la voz de Montse sonó expectante.

- Tranquila que él mismo te la llevará- trató de calmarle Vicente.

- ¿En serio?

- Ya te he dicho que parece que sí, pero escúchame una cosa, Montse.

- ¿Qué?- dijo ella.

- Só… - dijo él vacilando-, sólo quería decirte que opino como tú, que este es un caso para meterse a fondo, pero…

- ¿Pero qué?

- No, nada, tonterías mías.

- Sí sólo era eso, de acuerdo. Ya nos veremos- concluyó ella.


- Buenas noches mamá.

La madre de Roger, viuda desde que él tenía tres meses, todavía no había perdido la costumbre de recomendarle que no se acostara tarde, y aquella noche no fue una excepción.

Viven de alquiler en un segundo piso del edificio que hay en el número 6 de la calle Reding. Hacía dos años y medio que se habían mudado allí provisionalmente, hasta que no encontraran otra cosa que les acomodara. Antes del cambio, su domicilio de toda la vida había sido una casa- con jardín delante y huerto detrás- de la calle Montblanc, en Torreforta. Pero a Roger, en el punto álgido de su desesperación, se le hacían insufribles las calles, los bares, los escenarios que había compartido con Eva. Y vendieron la casa antes de que fuera demasiado tarde.

Cuando Roger supo que la madre ya estaba en la cama, colocó la cinta de Vicente y se dispuso a verla desde el principio hasta el final.

Había imágenes del interior y del exterior del Pabellón Cubierto de Torreforta, del autobús que hacía la ruta de la discoteca, del aparcamiento de Discomaníac, de la nave industrial de la Arrabassada donde unos punkies okupas encontraron el cadáver de Sandra, de mossos de escuadra, del juzgado Eudald Miró, de policías nacionales, de Héctor Moreno entrando esposado a la Audiencia…

La cinta duraba alrededor de tres horas y Roger la vio con mucho interés, pero sin sobresaltarse. Incluso rebobinó la cinta para volver a verla.

Cuando su madre se levantó a las seis de la mañana para ir al baño, le sorprendió durmiendo en la butaca. Delante de él, el monitor encendido. La vida no había sido fácil para Roger desde la desaparición de Eva, pero para ella tampoco. Para empezar, estaba la angustia de pensar qué habría pasado con las chicas. Después estaba el dolor de su hijo, que ella sentía en carne propia. Y por si eso fuera poco, tenía una espina clavada en el corazón que difícilmente nadie le podría arrancar nunca: la impotencia que experimentó en comisaría cuando tuvo que ir para confirmar la coartada de Roger en la noche de las desapariciones.

Suspirando, apagó la tele y tapó a su hijo para que no cogiera frío. “Puede ser que los malos sueños lo ataquen menos en la butaca que en la cama”, meditó ella.



CAPÍTULO 5




“O dejo de ser un indeciso o no saldré nunca de esta procesión de tinieblas”, se autoestimuló Roger durante más de una hora antes de llamar a Montse desde una cabina del Pla de la Seu.

- Estoy muy cerca de tu casa y quería enseñarte una cosa- le dijo. Ella estuvo de acuerdo y le recibió.

Montse vivía en la plaza de Sedassos en el número 11. Era un edificio de tres pisos, rehabilitado hace poco. Sólo había tres viviendas, una por planta. Ella estaba en el ático. En la planta baja había una sucursal de Caixa Penedès y, en frente, un comercio de antigüedades.

Antes de tocar el timbre del portal, Roger se detuvo un poco a mirar la fachada del número 7, ilustrada artísticamente por Arola. Y recordó que la primera vez que la vio no se dio cuenta que estaba pintada hasta que no se situó justo debajo. La ilusión óptica le había hecho creer que los cabezones y el caballo blanco eran ninots de cartón como los de las Fallas de Valencia. Asimismo, la puerta, los balcones, las persianas y la bandera de Cataluña le habían parecido reales.

Las tres horas siguientes a Roger se le pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Cuando acabó la cinta, Montse le pidió que le dejara ver otra vez las imágenes del entierro de Sandra. Roger la complació.

Se apreciaba un gran contraste entre la serenidad de Antonio Castro, con las muestras de desesperación de sus hijos, así como de Teresa Fortuny y la madre de ésta, Teresa Cases. Al mismo tiempo, era evidente que los cuatro o cinco hombres de gran envergadura, que rodeaban a la familia, actuaban de guardaespaldas.

-“Manos limpias”. ¿Qué es eso?- preguntó Montse, extrañada, al ver una corona de flores que tenía esta inscripción en su cinta.

- Es un grupo gastronómico, me parece- le respondió Roger-. Esta parte de la grabación es muy deficiente- prosiguió, porque Vicente consiguió las imágenes con una microcámara que camufló dentro de un periódico que llevaba debajo del brazo.

- ¿Por qué?- preguntó Montse, que todavía no acababa de entender muy bien el asunto.

Roger le explicó que Carlos Tudó, el abogado de la familia Castro-Fortuny, había conseguido una orden judicial que impedía el acceso al cementerio a las cámaras de televisión y a los fotógrafos.

- ¿Tú crees que valió la pena arriesgarse?- le preguntó Montse.

- No lo sé- se sinceró él-. Yo no he descubierto nada en toda la cinta que me llame especialmente la atención. De todas maneras, he decidido llevarla a la policía, por si ellos sí que descubren algo que les haga atar cabos sueltos con vistas a la instrucción sumarial y al próximo juicio a Héctor.

- ¿Qué dices?- botó Montse, que se levantó, sacó la cinta del vídeo y la puso en la funda-. Tú deja que la policía haga su trabajo y nosotros hagamos el nuestro. Porque aunque la cinta no diga nada desde el punto de vista investigador, contiene unas imágenes inéditas que se podrán acoplar al reportaje de ahora.

Al decir eso, Montse dejó la cinta de Vicente en la estantería donde ella tenía las suyas. Roger no sabía qué cara poner.

- Déjamela esta noche y la volveré a mirar después de cenar- le pidió Montse.

A Roger se le cambió la cara.

- ¿O puede ser que sepas cocinar?- se interesó ella en seguida, jovial.

- No mucho: huevos fritos, patatas fritas…

- Menuda pareja haríamos!- exclamó Montse-. Yo todavía sé menos.
- También, tortilla…

- Para, rey, para- le volvió a interrumpir la ama de casa-. Para y llama a la pizzería, si no te importa que volvamos a ver la cinta al acabar. Así probaremos si hay algún detalle significativo que se nos haya pasado por alto hasta ahora. Y también podremos seleccionar las imágenes que no hayan perdido vigor…

Montse cogió la guía telefónica, se la puso encima de las piernas a él y se fue. Roger, maravillado por la gracia y la desenvoltura de la chica, se dispuso a encargar la cena. Todavía estaba buscando cuando ella apareció de nuevo.

- De verdad, Roger: me gustaría mucho que hiciésemos juntos este trabajo- le confesó.

Él la miró y le dijo que sí con la cabeza.

Finalmente, Roger pudo llamar a “Pizza Rápido” y pudo hacer el pedido. Después, mientras se oía levemente el ruido de la ducha, observó toda la estancia. El tresillo era de piel y los muebles, de línea funcional y moderna, estaban fabricados con madera maciza. Todos los elementos que se veían declaraban un gusto exquisito, pero sobre todo, un bolsillo bastante potente. Y todavía, lo que más sorprendió a Roger fue que Montse tenía en casa una mesa de edición propia. Cuando se lo comentó, ella le hizo saber que la había comprado por muy buen precio en Barcelona, en una subasta de material viejo de TV3.

- Pon música- le dijo ella cuando pasó hacia el dormitorio. Llevaba el cuerpo cubierto con una toalla grande y con otra más pequeña se secaba el pelo. Sonreía.

Roger, sentado en el sofá como estaba, no fue capaz de devolverle la sonrisa. ¿Por qué tenía que tener aquel pelo tan negro y rizado? ¿Por qué?!

- ¿Te gusta?- le preguntó ella cinco minutos más tarde-. Me la compré en Nueva York cuando fui a hacer el master.

Roger, medio turbado, articuló un “sí” apenas audible. La única prenda de ropa visible de Montse era una camisola negra de manga corta que llevaba estampada la Estatua de la Libertad. Le estaba un poco larga y, por tanto, le servía de vestido.


Manel Joan i Arinyó, "El cas Torreforta"

viernes, 30 de enero de 2009

Hoy ha sido otro de esos días en los que no me entiendo ni a mí misma... Podría decir que me he levantado porque tenía que hacerlo, pero por mí me hubiera quedado todo el día en la cama, escondida tras mi sábana y mis cuatro mantas (y alguna q otra ropa más...) Me hubiera quedado acostada, mirando el mundo a través de la ventana, intentando no pensar en nada, para que nada volviera a mi cabeza, para que nada volviera a hacerme daño. Pero me he tenido que levantar y dar la cara ante el mundo.

Hoy me he sentido más firme en mi decisión de no darte señales de vida, de que no sepas si estoy bien o si estoy mal, que no sepas si estoy allí o allá, que no sepas si respiro o dejé de hacerlo hace tiempo... Y quiero seguir manteniéndome firme en esa postura.

Pero hoy me has mandado un mensaje, con una foto mía en un cartel de "Se busca" y debajo has escrito que soy peligrosa, que te he robado el corazón y que no contesto ni a tus llamadas ni a tus mensajes. Y has hecho que se me vuelva a escapar una sonrisa al pensar en ti, y me haya acordado de tardes tontas que pasábamos, de aquellas tardes tontas de domingo, pero que a tu lado siempre eran distintas y diferentes, de días en la piscina tirados sin hacer nada, de nuestra nevera, de nuestra casa, de todo lo que hemos compartido y de todo lo que íbamos a compartir...

Me acuerdo de lo que sentía por mi estómago cada vez que te acercabas a mí, cada vez que me mirabas, cada vez que me cogías de la mano, cada vez que veíamos un sitio y decíamos que ahí teníamos que ir tú y yo a "pasear nuestro amor" (como nosotros decíamos) y a dejar nuestros nombres grabados como hacíamos en muchos sitios...

Pero hoy, a pesar de todo, no quiero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, no quiero que nuestros ojos miren en la misma dirección otra vez, no quiero que nuestras manos se toquen, porque como he dicho alguna vez, me sentí la persona más feliz del mundo a tu lado, pero cuando te fuiste, sufrí muchísimo, y no quiero volver a tener que pasar por lo mismo. Por eso no quiero que tú y yo tengamos nada que ver, no quiero revivir lo pasado a tu lado... ¿O sí?

jueves, 29 de enero de 2009

Hoy os quiero dejar un par de canciones. Las dos las he oído hoy por diversos motivos. Las dos me han gustado mucho y quería compartirlas desde aquí. Espero que os gusten... A mí me han hecho revivir cosas y volver a sentir otras tantas...


Y AHORA




Escúchame, si estás ahí quiero que sepas
que esta canción nace de ti por ser la dueña.
La dueña de mi inspiración, la que despierta en mi la voz
dando sentido a todo lo que no lo tiene.
Me paro en este renglón pa' decirte que te quiero.

Escúchame, si estás ahí quiero que sepas
que sigo aquí, sintiéndote con este miedo
porque no aguantes y el corazón se te distraiga por momentos
y te olvides de mí. Qué envidiosa la distancia,
también quiso formar parte de lo nuestro.

Y ahora, que mi canción te toca,
que tiembla de emoción, que sus palabras juegan como locas a estrañarte
y ahora, si ves cómo te llora, acuérdate de mí.
Necesito tanto verte...

Escúchame, si estás ahí quiero que sepas que no te olvido,
que no hay distancia que nos detenga.
Que a veces caigo en el recuerdo de tus manos con mis manos
Y me hace sonreir, y así me siento feliz, dentro de esta tristeza.

Y ahora, que mi canción te toca,
que tiembla de emoción, que sus palabras juegan como locas a estrañarte
y ahora, si ves cómo te llora, acuérdate de mí.
Necesito tanto verte...

No te preocupes mi vida, camina tranquila. Lo sé, no hace falta que digas si lo sé, si lo sé, lo sé.

Y ahora, si ves como te llora, acuérdate de mí.

Necesito tanto verte...









QUE TE QUERÍA



La llama se apagó, no sé. Matamos la ilusión, tal vez.
Y dónde quedo yo en este mundo sin color,
sin historias que contarte, sin saber cómo explicarte...

Que hoy te veo y aunque lo intente no se me olvida
que eras tú el que no creía en las despedidas.
Que sigo siendo la misma loca que entre tus sábanas se perdía,
y a fin de cuentas no soy distinta de aquella idiota,
que te quería.

No importa cómo fue, ni quién.
Queríamos beber, sin sed.
Y dónde quedo yo en este mundo sin tu voz,
ignorando las señales que me llevan a encontrarte.

Que hoy te veo y aunque lo intente no se me olvida
que eras tú el que no creía en las despedidas.
Que sigo siendo la misma loca que entre tus sábanas se perdía,
y a fin de cuentas no soy distinta de aquella idiota,
que te quería.

Que todavía espera verte sonreir, que todavía espera verse junto a ti.

Que hoy te veo y aunque lo intente no se me olvida
que eras tú el que no creía en las despedidas.
Que sigo siendo la misma loca que entre tus sábanas se perdía,
y a fin de cuentas no soy distinta de aquella idiota,
que te quería.

Que sigo siendo la misma loca que entre tus sábanas se perdía,
y a fin de cuentas no soy distinta de aquella idiota,
que te quería.






Aquí os dejo el enlace para que podáis ver el videoclip, porque está muy bien, pero no me dejaba ponerlo aquí.

http://es.youtube.com/watch?v=A1KYgLmu770


miércoles, 28 de enero de 2009

S.O.S. DESAPARECIDA


Esta chica desapareció el sábado día 24 de enero de 2009 en Sevilla. Nadie vio nada raro, nadie sabe dónde está. Por eso, desde aquí, pido colaboración a todo el mundo para que esta chica pueda aparecer sana y salva, y que sus familiares dejen de sufrir como tantas otras familias que tienen seres queridos en paradero desconocido. ¡¡GRACIAS!!

martes, 27 de enero de 2009

CAPÍTULO 2



Torreforta, enero de 1994, sábado:


El Pabellón Cubierto era una fiesta. Las alumnas del gimnasio Top Aeróbic festejaban con una exhibición el título que habían conseguido hacía unos días: el Campeonato de Cataluña de aeróbic por equipos. Eran entre veintitrés y veinticinco encima del escenario, todas a punto de caramelo. En la primera línea destacaban Eva, Sandra y Lorena.

Roger tenía que acabar urgentemente un trabajo de clase, pero aún así no había querido perderse el espectáculo y ahora se le caía la baba. Ciertamente, las evoluciones de Eva al ritmo de la música lo tenían hipnotizado. Las contorsiones mágicas de aquel cuerpo espléndido que él, con los ojos cerrados, habría distinguido entre miles. Con el tacto, con el olfato, con el sabor…

Belinda, la monitora tampoco se podía perder detalle y grababa en vídeo la actuación. Se acercaba a los treinta y cinco años, pero no aparentaba más de veinte. Rubia y de una altura mediana, la rotundidad de sus formas y la elasticidad en los movimientos constituían motivo de exclamación y deseo entre los adorados del bello sexo, así como envidia entre muchas mujeres, que querrían tener su físico. Aquella temporada llevaba el pelo muy corto.

Roger no era de piedra y de vez en cuando sus ojos también confluían en las posaderas de la monitora. Se la imaginaba con su mallot ajustadísimo, que le hacía resaltar esplendorosamente la anatomía. Aquella tarde llevaba un chandall blanco y azul con el nombre del gimnasio y el de la empresa que la sponsorizaba: “Baobab – Import”. De hecho, alrededor del recinto, que estaba lleno a reventar, había carteles, ya que esa misma firma patrocinaba el acto de aquella tarde. Con todo, el cartel que más destacaba era uno que habían confeccionado los directivos de la Asociación de Vecinos del barrio y que proclamaba: “Enhorabuena, campeonas”.

Entre baile y baile Belinda aprovechaba para grabar al público. Cuando descubrió a Roger, le dedicó una sonrisa la mar de picarona. De todos los novios de las chicas, él era el que le caía mejor.

Con anterioridad, Belinda había detectado también la llegada de Antonio Castro, que había acudido acompañado de su mujer, Teresa Fortuny, la farmacéutica de Torreforta. Eran los padres de Sandra. Se sentaron en un lugar prominente, que tenían reservado. En seguida los espectadores de alrededor los saludaron con respeto y cortesía.

Cuando se acabó la exhibición, el público parecía que se iba a romper las manos aplaudiendo. Naturalmente, los que ovacionaban con más ardor eran los familiares de las participantes, entre los cuales estaban las hermanas de Eva, dos gemelas de siete años que, entusiasmadas, no paraban de pedir a los padres que el siguiente lunes las apuntaran a aeróbic.

Después de saludar repetidamente al público, Eva, micrófono en mano, reclamó silencio. Roger la miraba y no la veía. Aquellos muslos, aquella cintura, sus pechos estallando de belleza… Maldito trabajo de la Facultad!! Por un momento estuvo tentado de obviarlo y pedirle a algún compañero que le dejara firmar el suyo, como si lo hubieran hecho conjuntamente, pero él era demasiado formal como para actuar así.

- Pedimos a nuestra monitora que suba al escenario – dijo Eva. Poco a poco habían cesado los aplausos.

Belinda hizo un poco de comedia, pero finalmente dio la cámara a una alumna que no había participado en la exhibición. Le indicó un poco el funcionamiento para que continuara grabando y ella fue a reunirse con las que la reclamaban. Como el público la premió con una gran ovación, indicó a las chicas que volvieran a saludar, lo mismo que hizo ella.

Nada más incorporarse de la reverencia, se llevó una agradable sorpresa: Lorena y otra chica le regalaron un magnífico ramo de flores en nombre de todo el grupo. <>, dijo ella, emocionada, y besó a las dos en señal de agradecimiento. A continuación pidió el micro a Eva y, cuando ya lo tenía y se giraba hacia la gente para dirigirles la palabra, fue Sandra quien la obsequió con otro ramo de flores. Este no era tan grande como el anterior, pero relucía por su exquisitez. La alumna, que en una fracción de segundo había pasado de la sonrisa a un posado serio, aprovechó los dos besos para decirle al oído:

-Éste es de parte de mi padre, por la buena imagen que das de la empresa…

Belinda se lo volvió a agradecer y leyó mentalmente la tarjeta que acompañaba a las flores: ”Baobab – Import. Herederos de José Fortuny. Maderas de importación”. Gerente: Antonio Castro”. Escrito a mano había un mensaje: “Gracias por todo. Antonio”.

Los aplausos volvieron a sonar, pero finalmente imperó el silencio. Ahora, antes de hacer uso de la palabra, Belinda hizo la broma de mirar a los bastidores, no fuera que apareciera alguien más con otro ramo de flores. Todo el mundo le rió la broma. Y empezó el discurso, marcado por su dicción tan cautivadora:

-Muchas gracias. Son ustedes muy amables y, si me permiten, les confesaré que los envidio. Los envidio por ser las madres, los padres, los familiares y los amigos de estas jóvenes tan estupendas que con su talento y sacrificio han conseguido el Campeonato de Cataluña, y eso el primer año que se presentaban.

“Este triunfo no hubiera sido posible sin la ayuda de todos ustedes, que, sin conocerme y teniendo pocas referencias, me dieron un voto de confianza y animaron a las nenas para que se matricularan a mi gimnasio cuando, hace cuatro años, lo abrí aquí, en Torreforta.

El discurso de Belinda fue recibido con fuertes aplausos, que aún fueron más sonoros cuando ella, enternecida, confesó:

- También quiero que sepan que, me lleve donde me lleve la vida, este gimnasio, todos ustedes y, naturalmente, vosotras, mis chicas, estaréis siempre en mi corazón.

Parecía que Belinda había dado por acabado el discurso, pero se recobró un poco, cogió aliento y aún añadió:

- Sería una falta imperdonable por mi parte no manifestar en público mi agradecimiento al señor Antonio Castro, ya que su empresa, Baobab, actúa de sponsor de todas las actividades extraacadémicas en las que participa Top Aeróbic.

Estas palabras fueron premiadas con una gran ovación. Antonio Castro se vio obligado a levantarse para corresponder tanto al público como a Belinda y sus alumnas, que también aplaudían. Teresa Fortuny, cogida por la sorpresa, tuvo que cambiar en décimas de segundo su cara de manzanas agrias por una sonrisa forzada. Después sonó la música y las chicas bailaron otra canción antes de retirarse definitivamente.

Roger, contagiado por la euforia dominante, no quiso irse a casa sin despedirse de Eva y fue a su encuentro cuando ella se dirigía hacia los vestuarios.

- Enhorabuena, campeona – le dijo, y la besó lentamente en los labios.

- No te acerques demasiado, que estoy tan sudada que te tumbaría de espaldas – le advirtió ella, bromista.

- Ya lo noto, ya – dijo él arrugando la nariz, pero no dudó nada acercársele insinuadoramente.

Después le pasó la mano por el hombro y la acompañó unos metros. Ella le cogió por la cintura.

- ¿Tú no notabas nada especial mientras bailabas? – le preguntó él.

-No, ¿qué tenía que notar?

- ¿De verdad no notabas que alguien te estaba comiendo con los ojos? Era yo!

- Oh! ¡Qué miedo! – exclamó divertida Eva-. Suerte que esta noche tienes que estudiar y no nos veremos, hombre lobo!

Ya habían llegado a la puerta de los vestuarios y se besaron de nuevo. Ahora, con un poco más de ímpetu que antes. Al acabar, Roger volvió a la carga:

- A propósito – empezó a decirle con cara seria, pero que resultaba cómica a la vez- me imagino que hoy has saltado ya bastante, ¿no?

-Oh! Y tanto – le respondió ella, extrañada- ¿Por qué lo dices?

-Pues porque esta noche no quiero que me hagas el salto!- exclamó él, divertido.

- Bicho! – fue la última palabra que le dijo Eva antes de girarse y marcharse.

Bicho! Ay!

Unos minutos más tarde, Belinda también entró en los vestuarios y se encontró con un ambiente la mar de alegre y desinhibido. Era lógico si se tenía en cuenta la edad de las chicas, entre catorce y diecisiete años, y la fila de éxitos que estaban consiguiendo con sus actuaciones.

-Oh! Qué culitos! – las saludó mientras enfocaba ahora a una, ahora a otra, con la cámara-. Esta cinta la enviaré a “Impacto TV!”.

Las chicas recibieron la agudeza con grandes risas y, simulando un gran sobresalto, se apresuraron a cubrirse los cuerpos con toallas y con todo lo que tenían a mano. Una de ellas se colocó unas bragas en la cabeza a modo de antifaz, y cubriéndose mínimamente el cuerpo con una toalla empezó a improvisar la danza de los siete velos.

-No la grabes, que te romperá la cámara con tantas carnes- advirtió otra chica a la monitora.

-No la está grabando- intervino una tercera- ¿No veis que está el piloto apagado?

- Mari, se debe haber acabado la batería. Lo siento mucho – dijo Belinda a la bailarina- Tendrás que ir a “El Semáforo” si quieres hacerte famosa.

Todo el mundo rió. Entonces la monitora dejó la cámara sobre un banquito y empezó a quitarse la ropa para ducharse. Algunas alumnas no podían evitar mirar, de admirar de pies a cabeza su anatomía. Ella lo sabía y, envanecida, se explayaba cada momento.

“Tan guapa y tan huraña”, meditaba Belinda, pensando en Sandra Castro. Ella sabía que no le caía bien, y eso aún lo podía entender. Ahora, lo que la tenía un poco mosqueada era que desde hacía unos meses la chica la miraba con una superioridad casi insultante.

Era verdad que el piloto rojo de la cámara no estaba encendido, pero cualquiera que hubiera mirado por el visor en aquellos momentos habría visto sobrescrita en el ángulo superior izquierdo la abreviatura Rec. Y también hubiera visto, aunque en un encuadramiento muy amplio, a Eva, Lorena y Sandra, que hablaban animadamente mientras se vestían.

- Mirad, no os engaño: tres tarjetas VIP de Discomaníac con entrada gratis y barra libre. Por si eso fuera poco, también irán mis compañeros del Instituto Británico. Y alguno de ellos está para mojar pan! – les decía Sandra.

- Yo no dependo de mí- dijo Lorena-. Mi familia está en la Seu d’Urgell y me quedo a dormir en casa de Eva. No sé si a sus padres les vendrá bien dejarnos ir.

La madre de Lorena era maestra en la Seu. Los viernes volvía a Torreforta para estar con el marido, la hija y los abuelos maternos, que estaban en casa. Aquella semana se encontraba mal y, entonces, el padre de familia había “cogido” a los abuelos y se habían ido a pasar el sábado y el domingo con ella.

Eva también le expuso a Sandra alguno de los inconvenientes que tenían para acompañarla, pero en el fondo, se morían de ganas de ir. Con las obras de reforma y ampliación, la discoteca Discomaníac, de Salou, se había convertido en una de las más grandes y modernas de Europa. Y ellas dos aún no la habían visitado después de las mejoras. La tentación era demasiado fuerte y al fin decidieron pedir permiso a los padres de Eva, que las esperaban en el bar de en frente del pabellón.

-Iremos con el autobús de la discoteca. Sale uno cada media hora. Y a las dos los padres de Sandra pasarán a recogernos y nos acompañarán a casa.

Julia, la madre de Eva, cabeceó en sentido desaprobador, pero no se cerraba en banda, eso la hija lo notaba.

-Y el trabajo del instituto que tenías que hacer, ¿qué?- trató de reforzar sus argumentos en contra.

- Ya lo haremos mañana después de comer- le respondió Eva haciéndole una carantoña.

Las chicas se habían salido con la suya, evidentemente. Eso lo comprendieron hasta las gemelas, una de las cuales, muy espabilada, exclamó:

- Nosotras también queremos ir- y todos empezaron a reír.

- Sí, y yo!- intervino también el padre, que cuando ya se iban las chicas, las advirtió-: Cuidado!

-Papá, por favor… -se quejó Eva, avergonzada-

Las tres amigas subieron al autobús, que iba repleto de gente, y se sentaron atrás del todo. Entonces Sandra, que llevaba tres pares de pendientes, sacó uno y se lo pasó a Lorena, que no llevaba.

- Ten, te los dejo para esta noche. Hacen juego con tus ojos!- Eran esmeraldas

Sandra era agradable y generosa, en eso se parecía a sus padres. Siempre que veía a Eva y salía a la conversación, no podía dejar de decir la envidia que le producía su pelo negro y rizado. Ella, en cambio, lo tenía tan liso que no conseguía nunca hacerse la permanente. Otra característica de Sandra era que de vez en cuando desconectaba y se quedaba ausente, pensativa, abstraída, aunque no solía durarle mucho y en seguida volvía.

Cuando arrancó el autobús, una furgoneta Nissan Serena, gris y con los laterales inferiores negros, se puso también en marcha y le siguió. Dentro había dos jóvenes de unos veinticinco años, delgados, vigorosos y de estatura mediana: Ramón y Salva.

A los dos o tres minutos de trayecto, el autobús adelantó a Roger, que conducía su ciclomotor. A la salida del pabellón cubierto se había entretenido un poco con unos amigos, pero ahora ya se dirigía a casa dispuesto a terminar el maldito trabajo sobre deontología que le habían mandado en la Facultad de Ciencias de la Información, donde estudiaba quinto de Periodismo.

Cuando hablaba con estos amigos justamente fue cuando Eva lo vio y se le acercó para decirle, alegre, que Sandra las había invitado a Discomaníac y que se iban. “Y pienso saltar hasta no poder más!”, le pinchó en plan irónica y cómplice.

Desde el autobús, las chicas le vieron y él también las vio. Las tres levantaron la mano para saludarlo. Roger les correspondió de la misma manera y no le pasó desapercibido que cuando Lorena y Sandra bajaron la mano, su amor todavía la mantuvo en alto. La última acción que le vio hacer a Eva.

Después una furgoneta gris y negra se les interpuso en el campo visual y ya no la vio nunca más.




CAPÍTULO 3


Enero de 1997:


El cementerio de Tarragona era un hormiguero de fotógrafos y de cámaras de televisión. Incluso dos helicópteros sobrevolaban el camposanto para grabar imágenes del entierro de Eva y de Lorena. TV7, la televisión institucional del Tarragonés, era la que se había mostrado más modesta y sólo había desplazado un equipo. Lo constituían: Vicente Vila, Montse, que llevaba la cámara, e Ismael, el ayudante técnico.

Ya estaban en la recta final.

Después de una panorámica, Montse enfocó los ataúdes en el momento en que eran introducidos en los nichos, que estaban en la tercera fila y uno al lado del otro. El silencio, de tan espeso, asustaba, pero sólo duró unos segundos ya que los familiares más directos de las chicas reiniciaron sus llantos y gemidos desesperanzados. Algunos asistentes rompieron a aplaudir, pero la gran mayoría desaprobó el gesto y poco a poco cesaron esas muestras de homenaje.

Roger, que estaba en la segunda fila del duelo, miró todo compungido hacia el lugar donde estaban sus compañeros. Montse, sin saber bien por qué, dejó de grabar y le hizo un pequeño saludo con la mano.

-Vamos – le dijo Vicente, que había captado el detalle de la periodista-. Ya tenemos bastante material.

Montse, en cambio, volvió a enfocar y grabó a Roger mientras abrazaba al padre de Eva y después a la madre.

Seguidamente, el joven cogió por los hombros a las gemelas y las acompañó hasta el coche de unos tíos. Las besó y ellas entraron. En seguida llegaron los padres. Roger los volvió a abrazar e intentó decirles algo, pero el nudo que tenía en la garganta se lo impidió. Después, cuando ya se había despedido y se dirigía hacia el equipo móvil de TV7, rompió a llorar a lágrima viva. Las expresiones somáticas más usuales de la angustia, como los tics, la ansiedad y los temblores, los había medio superado, pero el aparato lacrimal todavía le costaba mucho controlar.

El batiburrillo se había trasladado ahora a la puerta del cementerio, ya que los técnicos de los diferentes medios de comunicación se apresuraban a subir a sus vehículos para volver a los estudios, a las emisoras y a las redacciones.

-No lo soportarán!- aseguró Roger dentro de la furgoneta-. Los padres de Eva y de Lorena no lo soportarán!. Las gestiones de la policía, del fiscal y del juez, las reuniones con los abogados, la presión inhumana de los medios… El despliegue de hoy sólo ha sido el principio, el preámbulo del suplicio que vivirán los próximos meses.

Ismael, Vicente y Montse le escuchaban en silencio y respetuosamente. El primero era el conductor, a su lado estaba Montse y detrás estaban Vicente y Roger. La chica, que había entrado al coche antes que sus compañeros para poder escuchar las noticias de la radio, les anunció:

- Ya han designado juez instructor del caso. Se trata de Eduardo Miró, el mismo que instruyó las diligencias por la muerte de Sandra. Aunque decretó secreto de sumario, se sabe que ha tomado declaración a Héctor Moreno y lo ha inculpado también de las muertes de Eva y Lorena.

-Qué hijo…. – saltó Roger, que no acabó de pronunciar el exabrupto porque se volvió a venir abajo anímicamente.

La caravana de unidades móviles era exagerada. Vicente Vila se dio cuenta que Roger se desazonaba cada vez que Ismael adelantaba a alguno de estos vehículos, o al revés.

-El juicio será…!- sentenció Roger-. El asesino de sus hijas a unos metros y los periodistas convirtiendo la tragedia en espectáculo de circo.

- Eso no tiene por qué ser como tú dices- le interrumpió Vicente- Puede ser que la vista se celebre a puerta cerrada.

-No – aseguró Roger- En el caso de Sandra fue así porque sus padres son ricos e influyentes y contrataron los servicios del mejor abogado de Tarragona. Pero tan cierto como la muerte que los medios no pararán en esta ocasión y, si no ofrecen el juicio en directo, poco faltará. Bastante que se ha demostrado en procesos parecidos en otras zonas del Estado. La audiencia quiere morbo y nosotros se lo daremos. Ya lo creo que se lo daremos… Toda la que haga falta y más.

Los otros ocupantes del coche también tenían cara de pesar, y por mucho que no le quisieran contradecir en aquel momento, las últimas acusaciones eran muy fuertes como para no rebatirlas en seguida. Por edad y por jerarquía le correspondió intervenir a Vicente Vila. Para empezar, transmitió a Roger el pésame de los directivos y de todos los trabajadores de TV7, que si no habían asistido al sepelio para manifestárselo personalmente, había sido justamente por eso, para no aplastarlo más aún. Y también para poner su granito de arena y evitar que un acto íntimo de dolor se convirtiera en un espectáculo de masas, como había sucedido finalmente.

Seguidamente, le repitió el ofrecimiento que ya le había hecho en TV7 nada más se conoció la mala noticia: si podía hacer algo por él, sólo tenía que decírselo.

Y para acabar, manifestó:

-Roger, comprendo tu estado de ánimo, pero no comparto en absoluto tus apreciaciones. Estas chicas, tu novia y Lorena, eran también nuestras chicas, las chicas de Tarragona, de Cataluña y de todos aquellos que nos hemos preocupado y hemos trabajado para que apareciesen sanas y salvas. Por desgracia no ha sido así y todos lo sentimos mucho, aunque nuestro dolor no se pueda comparar con el tuyo y el de sus padres, claro.

“Por otra parte, como periodistas que somos, tenemos el derecho de informar a la gente, tanto de los sucesos positivos como de los trágicos”

-Mucho mejor si es de estos últimos – le cortó Roger, resentido-: todo sea por la audiencia.

- Cojones! – exclamó Vicente, ofendido-. Me parece que TV7 no ha destacado nunca por hacer un programa amarillo, sensacionalista, fraudulento o como quieras decirlo!

-No lo decía por TV7, Vicente. Perdona- se disculpó el joven.

- Lo parecía!- se quejó Vicente.

Montse miró a Roger casi con dureza y éste agachó la cabeza, como si de pronto sintiera vergüenza por haber despotricado de aquella manera.

- Quiero que lo entiendas, Roger- prosiguió el jefe de Informativos-: a pesar de que este caso nos toque de cerca porque tú eres una de las personas más implicadas en el sufrimiento, nosotros tenemos un derecho con la ciudadanía y no lo abandonaremos. Ahora, eso sí, cumpliremos al pie de la letra nuestro código ético y trataremos el tema de la manera más digna y respetuosa posible.

- No tengo ninguna duda- afirmó Roger: Y aprovechó para disculparse nuevamente-. Perdonadme si antes os he ofendido: no era mi intención.

- Eso está olvidado- dijo Vicente-. Lo que te quiero pedir es que seas tú el encargado de elaborar nuestros reportajes especiales sobre el caso. De esta manera, seguro que el derecho a la información del que haremos uso no vulnerará en ningún momento el derecho a la intimidad que tienen las personas afectadas.

“Es el mejor homenaje que puedes hacer en memoria de Eva”.

A Roger, aquella oferta le cogió desprevenido y titubeó un poco antes de responder:

- Muchas gracias, Vicente, pero no tendría fuerzas para hacer un trabajo digno y profesional. Cualquier compañero de la casa lo hará mucho mejor.

Montse miró a Roger nuevamente. Él ahora, al acabar de hablar, parecía un poco desconcertado.
- Tú mismo- le dijo Vicente- . Lo que sí que te pido es que no te vuelvas a deprimir como la otra vez.

-Y tú, Vicente, ¿por qué no lo haces tú, que ya tienes la mano rota?- le preguntó Roger.

La respuesta era evidente y Vicente no se perdió en subterfugios:

- Esta vez es tarde: las arterias me han jubilado antes de hora.
Vicente tenía cincuenta y cinco años y su aspecto externo no delataba la grave enfermedad cardiovascular que le había abocado a las puertas de la muerte en tres o cuatro ocasiones. Con el pelo largo y rubio, y tan rizado, no llegaba al metro setenta, pero era muy corpulento. De joven, había tenido cierta fama de Don Juan. Estaba divorciado y tenía que pasarle más de la mitad del salario a la ex mujer en concepto de pensión.
Manel Joan i Arinyó, "El cas Torreforta"

lunes, 26 de enero de 2009

Hoy quiero empezar a compartir con todos los que lleguéis hasta aquí un libro que me leí hace tiempo y me gustó bastante, aunque va dirigido a adolescentes. Es un libro traducido de Manel Joan i Arinyó. Quiero decir que el autor aclara en su libro que "cualquier parecido de algún personaje, hecho o circunstancia de esta novela con la realidad es mera coincidencia".


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PREÁMBULO


Enero de 1994, lunes:


- Qué triste es la vida del okupa – empezó a susurrarle a la oreja José Miguel a Juan Albiol. Su intención era producirle un choque nervioso que le hiciera levantarse de la cama-. Lunes y buen día, madrugando y corriendo como un loco porque la pasma te está desocupando!- continuó, incisivo.

- Aaag! – reaccionó por fin el dormilón mientras se incorporaba un poco-. ¿De qué vas, tío?! ¿Quieres que suelte un bofetón?

- Caramba, qué poca sensibilidad poética! – se quejó José Miguel-. Sólo quería recordarte que antes de dos horas tenemos que estar en Barcelona.


Quim Aumatell y Jordi Solé miraban la escena reflejada al espejo y sonreían, satisfechos. Se estaban haciendo los últimos retoques a las crestas, que aquel día habían de resplandecer más que nunca. Sonreían, sí, pero la procesión iba por dentro. Sobre todo a Jordi, que seis meses antes había cogido una responsabilidad tan grave que ahora le temblaban las piernas. , meditaba, y se le volvía a escapar la sonrisa. .

En junio pasado, Jordi, sus tres amigos y nueve okupas más, habían sido los más fervientes defensores del cine Infanta, de Barcelona, cuando la policía cargó de madrugada para deshauciarlos. Después de dos horas de batalla campal, los últimos resistentes fueron reducidos y detenidos. Entonces, de camino a la comisaría de la Vía Laietana con la furgoneta celular, fue cuando Quim Aumatell, que tenía pocas pero buenas, le enredó de buena manera.

- Ya que Jordi tiene la carrera de Derecho acabada, ¿qué os parece si desde estos momentos lo nombramos nuestro abogado?

- Sí! Sí! – aclamaron la propuesta los compañeros de viaje.


Y dicho y hecho. Él, que no había ejercido nunca…

Mientras José Miguel y Quim ayudaban a Juan Albiol con la laca y los sprays de colores, Jordi cogió un rollo de papel higiénico y salió de la nave donde habían pasado la noche. Estaba situada en el antiguo polígono industrial de l’Arrabassada, cerca de la playa del mismo nombre, a las afueras de Tarragona norte.

El flamante abogado se dirigió a la nave de en frente, mucho más grande que la de ellos. Mientras entraba, iba mirando al suelo, ya que con tanto cachivache había que vigilar dónde pisabas. Cuando creyó que había encontrado el sitio adecuado se paró, se desabrochó los pantalones, se los bajó y se agachó. Fue entonces cuando levantó la vista y se le heló la sangre en las venas.

Dos horas más tarde el juicio por la ocupación del cine Infanta fue aplazado quince días por la incomparecencia forzosa de la defensa y parte de los acusados.


Tarragona, enero de 1997:

- ¿A cuál vas?- preguntó Roger a una chica que no había visto nunca por TV7-Televisión del Tarragonés.

- Al cuarto, a Informativos – le respondió ella. Eran los dos únicos ocupantes del ascensor.

Roger pulsó el botón y miró a la chica a la cara. Era morena, con el pelo negro y rizado, esbelta, un poco más de un metro setenta. Sus ojos, también muy oscuros, irradiaban belleza y serenidad. Más que penetrante, dirías que su mirada estaba adornada con un punto de misterio.

Ella también le miró a la cara y le pareció ver un resto de tristeza. Aun así, el chico, de pelo castaño y más bien delgado, era alto y muy guapo y, aunque vestía de sport, tenía una pose elegante. Debería tener 24 ó 25 años. Ella acababa de cumplir 26.

- ¿No serás el cámara de Barcelona que estábamos esperando, no? – le preguntó Roger de repente.

- En todo caso, la cámara – le rectificó ella-. Pues si, sí que soy yo. ¿Tú también eres de Informativos? – se interesó.

Él le respondió afirmativamente y aprovechó para presentarse:
- Me llamo Roger.

- Yo, Montse – le reveló la chica, que obvió la mano que Roger le había alargado para saludarla, y le dio dos besos en las mejillas, sonriendo.

Los dos ponían cara de estar gratamente sorprendidos. A él, incluso, le había desaparecido aquel destello de melancolía que tenía en la mirada un momento antes.

Cuando llegaron a la cuarta planta, las puertas del ascensor se abrieron automáticamente. Roger se apartó un poco para cederle el paso a la nueva compañera, pero en seguida comprendió que ella no le aceptaba el cumplimiento. Por tanto, salió él primero. Volvía a tener el semblante afligido. La culpa era de la cabellera negra y rizada de Montse.

Por lo que a ella se refiere, en aquellos momentos no veía la cara de Roger porque lo tenía de espaldas, pero fue como si le contagiara la tristeza. Con dos dedos se cogió y estiró por encima de la camisa la parte central del sujetador. Era un tic que le venía cuando estaba nerviosa. En los siguientes cinco minutos lo repitió unas cuantas veces.

Como los dos tenían que pasar por el despacho del jefe, Vicente Vila, decidieron ir juntos. Lo encontraron sentado a su mesa de trabajo, tecleando en el ordenador. Tan pronto como éste vio entrar a Roger, se levantó y caminó hacia él, extremadamente serio.

- Te estaba buscando, Roger. Tenemos que hablar en seguida.

- ¿Pasa algo? – se alarmó el joven periodista.

No tuvo tiempo a notificárselo: la sintonía y la careta del Avance Informativo de TV7 se apoderaron de todos los monitores del panel y monopolizaron la atención de Montse y de los dos hombres.

"Alrededor de las seis de la tarde de ayer", el rostro severo del locutor no permitía presagiar nada bueno, "fueron encontrados dos cadáveres femeninos en el patio de la antigua cartuja d’Scala Dei, en el municipio de la Morera de Montsant (Priorat). Los informes policiales", prosiguió con voz firme y serena, "señalaban que se trataba de los cuerpos de Lorena Comes y Eva Rovira, las dos chicas del barrio de Torreforta, Tarragona, desaparecidas hace tres años". Los rostros de Eva y Lorena ocupaban el monitor.

Roger, preso de un abatimiento mortal, había estado a punto de perder el sentido, pero se recuperó un poco y salió precipitadamente del despacho.

"Eva y Lorena", continuó el locutor, "fueron vistas por última vez en compañía de su amiga Sandra Castro, que fue encontrada muerta la misma mañana de la desaparición".

Cuando Roger se fue, Vicente y Montse se quedaron mirándose en silencio, hasta que ella exclamó:

- ¡Pobre chico!

Ella, visiblemente afectada por la reacción de Roger y las palabras de Vicente, repitió su tic.

"Justamente, el cadáver de ésta", se escuchaba la voz del locutor en off, ya que en los monitores había una fotografía de Sandra, "los cuerpos descubiertos ayer presentaban heridas…" Ahora, en cambio, en el despacho del jefe de Informativos no había nadie escuchándolo.

- Lo siento mucho, Roger. Desde que mi contacto en los juzgados me ha transmitido el rumor, he intentado localizarte, pero no lo he conseguido…

Roger miraba a Vicente de vez en cuando y hacía por escuchar sus palabras, pero no entendía nada de lo que le decía. Estaban en los lavabos e igual tenía el antebrazo apoyado contra tabique como probaba sacudirse la cara, con muy poca maña.

- Perdonad – dijo, por fin, con la voz tan rota que apenas resultó entendible. Y salieron.

Vicente se giró hacia Montse, que le había seguido y estaba cerca de la puerta y le reveló:

- Una de las chicas que han encontrado muerta era su novia.

Ella le miró con cara de circunstancias y no dijo nada. De nuevo, se cogió y estiró por encima de la camisa la parte central del sujetador.

Con los ojos bien rojos, Roger no conseguía concentrarse en la conducción de su Peugeot 309. El instinto le había dicho que fuera a Torreforta, su antiguo barrio, para tratar de localizar a los padres y las hermanas de Eva y consolarlos, él que era un pozo de desconsuelo.

Había estado tres años pensando en ella de la noche a la mañana. Tres largos y negros años de insomnio y cavilaciones patéticas. En un principio quiso creer que las dos amigas se habían ido de casa voluntariamente. Cuando esta teoría, la más benigna, cayó por su propio peso y se desmenuzó, pensó que tal vez se habían drogado más de la cuenta y deambulaban, desorientadas y perdidas, por estos mundos de Dios… Las otras hipótesis, no! No! No eran posibles, se resistía incluso a considerarlas. El destino no podía ensañarse tan cruelmente con Eva y Lorena, dos chicas en flor que justo despertaban en la vida. Y desde luego, era la suposición más fundada: atendiendo a la aparición del cadáver de Sandra, nada hacía sospechar que ellas dos habían corrido mejor suerte. Pero se resistía a admitirlo. No, su Eva y la amiga no habían sido víctimas de ningún sádico, ni de una organización de trata de blancas, ni de ninguna red de pederastas criminales!

Los primeros días después de la desaparición, su sufrimiento se volvió tan productivo que pasaba las horas trabajando por la causa. Hizo más que los padres de Lorena y de Eva, que ya es decir. En cuanto a la madre y al padre de Sandra, estos, sobrecogidos por la desgracia, se cerraron en banda y fue como si se los hubiera tragado la tierra. A pesar de eso, colaboraron económicamente en todas las acciones que Roger impulsó durante aquellas semanas de frenética búsqueda. Fatalmente infructuosa.

Así pues, a parte de coordinar las intervenciones de los familiares en los diferentes medios de comunicación, Roger organizó la Marcha Blanca, manifestación que reunió a más de veinte mil personas en Torreforta reclamando la aparición de las jóvenes. Simultáneamente, se encargó de la impresión y distribución de treinta y cinco mil carteles con fotos de ellas, acompañadas de un texto en cinco idiomas y los diferentes teléfonos de contacto. El hecho de que los padres de estas chicas fueran camioneros fue determinante en la difusión del cartel por toda Europa.

Después, cuando aterrizó… Un caos de depresión y angustia.

Antes de salir del núcleo urbano de la capital, Roger ya había recibido broncas por parte de algunos conductores a causa de las maniobras tan inconsecuentes y peligrosas que efectuaba. Cuando llegó a la carretera todavía fue peor: en una distracción estuvo a punto de hacer caer a un motorista. Este incidente le asustó de verdad y, a parte de reducir la velocidad, se situó definitivamente en el carril de la derecha.

En un momento determinado le adelantó un autobús escolar. En el asiento posterior había cuatro o cinco niñas arrodilladas que, satisfechas, le saludaron con la mano. Él, de alguna manera, intentó devolverles el saludo, pero le pareció que las niñas cambiaban la expresión de alegría por una de estupefacción. El espejo retrovisor se encargó de decirle por qué: les había ofrecido un semblante tan funerario que daba miedo.

Desde el tablero del coche, Eva y Lorena le observaban, inmóvil, en su esquela anticipada.
...
Manel Joan i Arinyó, "El cas Torreforta"

domingo, 25 de enero de 2009

AMAINANDO EL TEMPORAL

Hoy os escribo un poco más relajada que ayer, por suerte. El incendio que nos ha estado rodeando parece que ya está casi controlado, a pesar de haber tenido que venir ayuda de efectivos de distintas partes de España.

Menos mal que anoche ya parece que empezó a amainar el viento y hoy ya los helicópteros han podido sobrevolar la zona echando agua para refrescar la zona. Y lo mejor de todo es que esta tarde estuvo lloviendo!!

Así que espero que la normalidad vuelva pronto y que la gente vaya regresando poco a poco a sus casas, lo peor de todo es la pobre gente que se ha quedado sin casa... Aunque también es cierto que mejor perder la casa, que la vida. Por eso, desde aquí mando mi cario y apoyo a las familias de los niños de Sant Boi...

Espero que, poco a poco, el temporal vaya remitiendo en toda España o que, al menos, no haga tanto daño.


Ah, se me olvidaba, quería daros las gracias a todos y todas los que, de una manera u otra os habéis preocupado por lo que estaba pasando aquí. Gracias!!

sábado, 24 de enero de 2009

Hoy os escribo un poco más tarde de lo normal. La entrada aparecerá como si se hubiera publicado durante el sábado, pero no es así, en realidad, ya es domingo, ya llevamos unas horas de domingo, pero es que me ha sido imposible actualizarlo antes.

Yo creía que hoy iba a ser un día como otro cualquiera, pero no ha sido así. Aquí hay un temporal de viento alucinante desde el viernes y hasta hoy no hubiera sabido deciros de cuánto eran las rachas de viento, pero hoy, por desgracia, me he tenido que enterar.

A las 10 de la mañan se ha empezado a ir la luz, a irse y a venir, lo justo para que dé tiempo a estropear todos los aparatos que uno tiene en su casa conectados... Y resulta que esto me pilla a mí con el ordenador que lo llevé a formatear esta tarde, sin batería en el ordenador, para poder terminar de sacar las cosas que no quería perder, y sin batería en los móviles... qué bien ehh qué planazo!!

Y lo peor de todo es que no teníamos en casa ni luz, ni agua, porque a algún listo se le ocurrió hacer un invento que como estés media hora sin luz, el agua no sube a casa... ¿Se apunta alguien para la próxima?

Pero bueno, la gran mala noticia ha sido el incendio que se ha originado a 3 kms de mi pueblo... los vientos de 120 kms/ hora no están ayudando a poder extinguirlo, cada vez se está extendiendo más, afecta ya a 5 municipios entre los que se encuentra el mío. Me ha impactado ver las llamas tan de cerca esta tarde... la montaña parecía un auténtico volcán en erupción...

Así que no he podio ver noticias en la tele, ni en internet, no he podido usar el móvil apenas, porque tampoco tenía batería... En fin, una odisea de día... Pero queda la noche, que al ritmo que se está extendiendo el fuego... pues no sé, como que tengo miedo, la verdad. Ya hay mucha gente desalojada...

Bueno, espero que esto se solucione cuanto antes... De todas maneras, ya me estoy viendo venir lo que puede pasar...

viernes, 23 de enero de 2009

PREMIO "7 COSAS"



Normas del premio:

  1. Crear un tag/link de la persona que te ha indicado el Meme: http://confesionesdesdeelagua.blogspot.com/ (Gracias Lorena) y http://mividabajotierra.blogspot.com/ (Gracias Rosa)
  2. Confesar 7 cosas raras/extrañas/diferentes sobre ti y tu personalidad en tu blog.
  3. Crear un tag/link a 7 personas, invitándolas a participar del Meme.
  4. Avisar a los 7 invitados que han sido afortunados mediante un comentario.

- No me gusta que me despierten, lo odio, sea la hora que sea, me pongo de mala leche. Yo necesito despertarme yo solita.

- No sé fumar con la mano derecha... es lo que tenemos los torpes...

- No me gusta que nadie mire la pantalla de mi pc cuando estoy haciendo algo. No tengo nada que esconder pero es como invadir mi intimidad...

- A medio día, siempre, siempre, siempre tengo que beberme una Coca-Cola comiendo, sino la comida no me sienta igual de bien y yo no me encuentro de la misma manera.

- Nunca, nunca, nunca entro en un ascensor (me dan pánico) siempre por las escaleras, a no ser que me obliguen porque me llevan en camilla o algo así… pero si yo estoy en mis plenas facultades, nada de máquinas para subir y bajar.

- Cada vez que me subo al coche, conduciendo yo, tengo que encenderme un cigarro. Para mí, es algo que va unido, cigarro-volante.

- Odio secarme el pelo con el secador, es algo que no soporto pero que a veces tengo que hacer, sobre todo en invierno.

Estos son mis premiados:

jueves, 22 de enero de 2009

ESTO SE ACABA...

Sé que mucha gente quizás no entenderá lo que voy a poner a continuación. Sé que otros tantos me llamarán loca, pero no me importa ni una cosa ni la otra. Esta noche, todo llega a su fin, después de 4 meses de encierro, la casa de Guadalix se cerrará (espero que no para siempre).

Siempre he seguido Gran Hermano, desde que empezó hace ya casi 9 años. No he perdido detalle de ninguna de las ediciones y aunque mucha gente me ha llamado de todo por verlo, lo cierto es que a mí me sigue cautivando año tras año. Ese programa siempre irá unido a mí, a mi vida y me acompañará siempre. Pero este año, más que nunca.

La décima edición de Gran Hermano empezó una semana después de que yo llevara viviendo uno de los peores momentos de mi vida. Desde entonces, el haber podido disfrutar de muchos blogs y páginas dedicados al programa, de haber podido seguir el 24 h casi todo el día, hoy todo llega a su fin. Con ellos he reído muchas noches, me he emocionado otras tantas y me han hecho compañía de alguna manera, desde el solitario sofá de mi casa, noche tras noche. Siempre me he acostado “con ellos” y lo he seguido todo al detalle, cosa que, en parte, me ha hecho evadirme de otras penas mías.

Pero este año, ha sido más especial que ninguno. Gracias a Gran Hermano he conocido a gente estupenda de la que nunca me voy a olvidar, gente que no pensé que podría encontrar nunca en mi vida y menos a través de la red.

Un día, por casualidad, entré en “El confesionario de Kiko” y encontré a dos chicas, a barca0014 y a Shayara y desde entonces, por increíble que parezca, mi vida cambió. Lo he dicho otras veces aquí en el blog, pero ellas me ayudaron muchísimo a abrir los ojos. El martes, al entrar en “el confe” otra vez, se me saltaron las lágrimas, al leer estas letras dedicadas a mí, de parte de barca y hoy, con su permiso, quiero compartirlas con vosotros:

“MUYDECEPCIONADA, entró en mi vida en un momento de la suya muy duro, y sin yo saberlo en un futuro muuy cercano también la mía iba a ser dura, es mi hermana en la lejanía(hemos sido separadas al nacer y nosotras sin saberlo…jajajja), la quiero con locura y es la niña de mis ojos ,me gustaría que hubiese más gente como ella en el mundo y todo iría mejor, GRACIAS CRIS POR SER COMO ERES.”

¿Qué decir después de esto? Pues yo, realmente, me quedé sin palabras. Sólo salían lágrimas de mis ojos, pero esta vez de emoción. Así que, desde aquí (que luego también lo diré en el confe), quiero dedicarle unas palabras a ella:

Es cierto que entré en tu vida en un momento bastante difícil de la mía, en el que ya no me fiaba de nadie, pero tú hiciste que volviera a abrir los ojos al mundo y me diste tu confianza, esa que hacía tiempo que nadie me daba de esa manera. Hubo un momento en que nuestras vidas no fueron fáciles, pero espero haberte ayudado en algo, aunque haya sido en lo más mínimo, porque tú lo has hecho conmigo millones de veces, y nunca tendré palabras suficientes para agradecértelo todo, de verdad. Gracias por ser como eres, gracias por haberme escuchado y leído noche tras noche, gracias por tus ánimos, por tus palabras de apoyo, gracias por todos los momentos que hemos compartido juntas en el saloncito, gracias por enseñarme siempre el lado bueno de las cosas y por un millón de cosas más que no soy capaz de agradecerte, porque todo lo que te pueda decir, se queda corto. Tú también eres la niña de mis ojos, de la que siempre he intentado estar pendiente, muchas veces más que de mí misma, aunque no haya sabido demostrártelo lo suficiente. En el mundo debería haber más gente como tú, y no como yo, así si que iría todo mucho mejor. Sabes que yo también te quiero con locura y que espero que sigamos manteniendo el contacto siempre. Además, te espero en … bueno, ya sabes dónde vivo porque te recibiré con los brazos abiertos y con unas ganas enormes de darte ese abrazo que tantas veces he necesitado.

Poniéndome ahora en plan cachondeo, nena, gracias por las tantísimas canciones que me has pasado siempre, por ese material que guardas en tu pc y con el que, tanto con el tuyo y con el mío, tantas risas nos hemos echado a las tantas de la noche.

Tengo miedo tía… miedo de que algún día nuestras vidas cambien de tal forma que se tengan que separar… Espero que eso no pase nunca, porque ya que pude encontrar a mi hermana separada al nacer, espero no tener que perderla, así que no te escondas mucho ehh hermanita??

Gracias por presentarme a Lorena, porque es una tía de puta madre como tú y a las dos os tengo muchísimo cariño, de verdad. Porque todo lo que a ti te importa, a mí también, Y si está en mi mano, nunca dejaré que nadie te haga daño, nunca. Aunque tengamos que ir al psicólogo de oro juntas ehh!! Jajaja.

A Shayara, gracias a ti también por haberme escuchado. Me alegro que me vengas a hacer una visita, sé que tu conexión no nos permite estar más en contacto pero tampoco me olvido de ti. Te quiero conquense adoptada en otro sitio que no me gusta!! jaja

A las demás, Vero, Mari, Davinia, Yorvan, Esther, Luz, Feli (y espero que no se me olvide nadie, si es así, lo siento!!) me alegro que hayáis formado parte de mi vida. Espero que os vaya todo muy bien y sigamos manteniendo el contacto siempre. Seguid adelante con todo!! Que todo lo bueno acaba llegando.

Anoche dejé a los tres finalistas en la cama, la última noche y me entró la melancolía. Gracias a Kiko, por haber creado el confe y haberme permitido conocer a estas chicas estupendas, en especial a Barca. Y gracias a Telecinco por seguir cada año con el programa. Esta noche, la puerta de Gran Hermano se abre, por última vez esta edición, espero que para recibir a Iván!!

Muchos besazos de alguien que no os olvidará nunca. Y punto pelota. Asín de claro. Y al que no le guste es que es un reventao… jajajaja

miércoles, 21 de enero de 2009

Han pasado cuatro meses... tiempo en el que me ha tocado vivir diferentes cosas. Pero como todo lo que empieza, acaba, este momento tenía que llegar, tarde o temprano.

Nunca me han gustado las despedidas, aunque esta no es una de ellas realmente. Mañana os contaré más, aunque seguro que alguien piensa que es una tontería :P

Espero que mañana no me queden cosas por decir.

martes, 20 de enero de 2009

CAMBIO DE DISEÑO

Hoy he decidido cambiar el aspecto del blog y si he de ser sincera, no me gusta nada de nada... Pero me ha dado un puntazo de los míos, así que no sé cuánto tiempo durará así....

lunes, 19 de enero de 2009

Esta entrada llega ya un poco tarde y va a ser breve, pero desde aquí quería dedicarle a mi padre un post, ya que hoy es su cumpleaños. Me apetecía hacerlo ya que desde hace dos años que nos dieron una mala noticia acerca de él, pues cada cumpleaños de la familia que pasamos juntos es como un poco más especial. Así que espero que esto siga siendo así por muchíiisimo tiempo.

¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!

domingo, 18 de enero de 2009

TARDES DE DOMINGO RARAS

No me gustan los domingos. Nunca me han gustado. Ni cuando estudiaba, ni cuando trabajaba, porque me tocaba trabajarlos todos (menos en mi último trabajo). Así que, por unos motivos o por otros, pues eso, que nunca me han gustado.

Desde hace cuatro meses me gustan menos todavía. No sé a qué extraña razón se debe, porque para mí todos los días son iguales, pero los domingos se me viene el mundo más encima todavía. Me acuerdo más de mi vida pasada, me acuerdo más de todo, los recuerdos y sentimientos se me agolpan en la cabeza y en el corazón y no consigo darles salida. Sólo en mis ratitos en el saloncito es cuando me puedo despejar...

El domingo ya se está acabando... así que mi mente cambiará totalmente como hace cada semana, o eso espero... Ya sé que es extraño, pero es que yo soy un poquito rara de por sí...

sábado, 17 de enero de 2009

Hoy no he tenido uno de mis mejores días, me he sentido un poco chafada por tonterías al fin y al cabo pero hace un rato, esas tonterías hasta me han hecho estar a punto de ponerme a llorar... Entonces, me he acordado que una vez me mandaron este monólogo por correo electrónico y me hizo reir muchísimo, así que aquí os lo pongo, espero que os haga sacar alguna risilla.... jeje






Voy a contarles mi historia. No es una historia de amor ni tiene un final feliz, pero es la única que tengo por haber nacido así: feo, muy feo. Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre "Hicimos lo que pudimos...pero salió". Mi madre no sabía si quedarse conmigo o con la placenta. Como era prematuro me metieron en una incubadora... con vidrios polarizados.

Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que solo me quería como amigo. Así que en vez de darme el pecho, me daba la espalda. Es por eso que debo haber quedado pequeño, tan pequeño que en lugar de ser enano, soy profundo. De niño iba por los cuarteles para que me gritaran: ¡alto!, ¡alto!.

Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban: Señora, a su hijo ¿lo parió o lo tejió?.

Mi padre llevaba en la cartera la foto del niño que venía en la cartera cuando la compró. Pronto me dí cuenta que mis padres me odiaban, pues mis juguetes para la bañera eran una radio y un tostador eléctrico.

Una vez me perdí. Una vez le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres. Me contestó: "No lo sé, hay muchos lugares donde pudieron haberse escondido"

Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el perro jugara conmigo. Sí, amigos, yo soy feo, tan feo que una vez me atropelló un coche y quedé mejor.

Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres para pedir recompensa. Mi padre le contestó que quería más pruebas. Yo creo que no pagaron el rescate porque en casa éramos muy pobres. Pero eso sí, a pesar de nuestra situación económica, somos muy honrados. Mi padre era tan honrado que un día encontró trabajo y lo devolvió. Por eso tuve que trabajar desde pequeño. Trabajé en una tienda de animales y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo...

El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco y como yo le dije que quería escuchar una segunda opinión, me dijo que además de loco era muy feo.

Una vez, cuando me iba a suicidar tirándome desde la azotea de un edificio de 50 plantas, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sus palabras fueron: "En sus marcas, listos..."

El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas... Lo habían condenado a la silla eléctrica....

viernes, 16 de enero de 2009

ENCUENTRO

Hoy he pasado gran parte del día fuera de casa. He quedado con mi mejor amiga, Manoli, de la que ya os he hablado en alguna ocasión, y también he quedado con otras dos personas que en su momento, cuando compartíamos el día a día, fueron muy especiales e importantes para mí, Olaya y Sara.

Hemos estado toda la tarde juntas recordando viejos tiempos, recordando momentos, poniéndonos al día de nuestras vidas, de lo que nos había pasado, de lo que nos pasaba mucho, y la verdad es que me ha gustado mucho el haber hecho esto, ya que hacía cuatro años que no veía a una y cinco a la otra, así que...

Pero menos mal que por mucho tiempo que pase, siempre estamos ahí, aunque sea lejos, para poder contar las unas con las otras. La verdad es que creo que me ha venido bien haber hecho este encuentro.

jueves, 15 de enero de 2009

¿ALGUIEN LO ENTIENDE?

Hoy os quiero contar una cosa curiosa que me ha pasado... Resulta que muchos/as de vosotros/as ya sabéis que llevo muchísimo meses buscando trabajo. En el INEM te intentan "vender la moto" diciéndote que te ayudan a encontrar trabajo, cuando no conozco a nadie que lo haya encontrado a través de este medio.

Después de muchos meses, recibo un sms en el móvil del INEM que me dice que hay una oferta de trabajo que me puede interesar, que llame a un determinado número de teléfono. Llamo y una chica me dice que tengo que llamar a la empresa directamente, con lo cual, me vuelve a dar otro número. Vuelvo a llamar y la jefa de la empresa me pregunta algo sobre mí, me dice que no tienen tiempo de hacer entrevistas personales y que se tienen que fiar un poco de las impresiones que les dan los candidatos.

Sigo hablando con ella y me dice que el puesto en concreto es de Auxiliar Administrativo en una Agencia Inmobiliaria. Yo pensé que aunque nunca hubiera pensado en dedicarme a eso, que no me importa, pues realmente lo que interesa es trabajar.

La chica en concreto me pregunta de todo, nombre, apellidos, edad, lugar de residencia, si hablo idiomas, mis anteriores trabajos... Hasta ahí todo normal. Entonces me pregunta que si tengo estudios. Le digo que sí, que soy Diplomada en Turismo (y a mucha honra) y entonces me dice: "Ah, pues si tienes estudios universitarios, no estás capacitada para el puesto". Me quedo callada y, tras unos instantes, le digo: "¿Perdona?". A lo que ella responde: "Sí, es que queremos gente que no haya ido a la Universidad, porque a la larga resulta que trabajan peor que los que no tienen carrera".

En fin, mi cara de "pero qué me estás contando" era para alucinar, a lo que contesto que el hecho de que una persona trabaje mejor que otra no tiene nada que ver en su nivel formativo, en su color de pelo ni nada por el estilo. Y la conversación termina porque le cuelgo el teléfono.

¿¿Así es como te ayudan en el INEM?? No quiero ayuda de esa, gracias.

miércoles, 14 de enero de 2009

SOLIDARIDAD BLOGGERA

Para que las injusticias se terminen y deje de morir gente inocente. Para que todo el mundo podamos vivir rodeados de PAZ.




Si quieres unirte entra en este blog http://lmclaura.blogspot.com/2009/01/un-post-por-palestina.html#comments y sigue las instrucciones.

martes, 13 de enero de 2009

MARTES Y TRECE

La superstición es algo por la que la gente cree que será capaz de cambiar su propia suerte o su propio destino. Normalmente, esto suele venir dado por una serie de tradiciones, sin que, en realidad, sepamos de dónde ha salido o dónde se ha originado.

Existen muchos tipos de actos que la gente considera que traen mala suerte, como por ejemplo:

* Romper un espejo.
* Que se te caiga la sal
* Pasar por debajo de una escalera o andamio
* Cruzarte con un gato negro
* Abrir un paraguas dentro de casa
* Dejar las tijeras encima de una cama

Pero también es cierto que hay otra serie de cosas que se supone que denotan buena suerte, como:

* Un trébol de cuatro hojas
* Derramar vino
* El número siete
* Pasarle el décimo de lotería a un jorobado por su chepa
* Una pata de conejo

Yo, personalmente, no me llamaría supersticiosa, más bien, maniática y algunas de ellas me parecen tonterías, pero otras pues no me gusta que me sucedan.

El caso es que quería sacar este tema a la luz ya que, precisamente, hoy es martes y 13. Y ¿vosotros? ¿sois supersticiosos?

lunes, 12 de enero de 2009

Hoy no tengo mucha fuerza para escribir y no sólo por mi desánimo sino porque me parece que he vuelto a pillar otro trancazo o gripe o lo que sea esto, así que haré una entrada breve.

Es 12 de enero. Hace 18 años se fue alguien en mi vida. Alguien quien tenía toda la vida por delante y alguien de quien, desgraciadamente, no pude disfrutar más al ser yo una niña por aquel entonces.

Desde aquí quiero rendirle mi particular homenaje a mi tío, a ese de quien tantas veces me acuerdo. A ese que nos dejó con 22 años y del que cada día nos acordamos. Yo le hago mi “pequeño homenaje” desde mi dirección de correo electrónico. Ese “herre” va por ti, que así es como te llamaban.

Siempre nos acordaremos de ti, por mucho tiempo que pase. Te querremos siempre.

domingo, 11 de enero de 2009

UN SUEÑO ANDALUZ

“Última llamada para los pasajeros del vuelo AI 472 con destino a Granada; embarquen por la puerta número 3. Last call for the passengers…” Había llegado la hora. En sólo unos minutos ya estaría en el aire, en los inicios de una gran aventura. Había esperado dos años para poder cubrir la información del mundial de esquí de Sierra Nevada. Conocer Granada siempre había sido uno de mis sueños dorados; había estado a punto de hacerlo muchas veces, pero cuando todo parecía ya preparado el destino se imponía entre ella y yo una y otra vez.

Hmm… Granada. Ciudad monumental, de raíces árabes. Granada. “Será interesante conocer la Granada histórica y la Granada moderna, comparar la ciudad cristiana con la musulmana”, me dije mientras se anunciaba ya que empezaría el aterrizaje. Me abroché el cinturón con las manos temblando, mientras dejaba que mi mente volara libremente, planeando lo que haría en el tiempo libre que me dejara la competición.

Bajé las escaleras del avión lentamente, llenando mis pulmones con aire andaluz, admirando a cada paso la ciudad maravillosa que se abría delante de mis ojos, allá en el fondo. Casi sin tiempo para recoger el equipaje volví a la realidad. Besos, abrazos, caras alegres… mis compañeros de vuelo emanaban felicidad de ver de nuevo a sus amigos, sus familiares. A mí, en cambio, nadie me esperaba, nadie estaba deseando verme. Comprendí que no tenía que hacerme tantas ilusiones, que aquel viaje era como cualquier otro, un viaje de trabajo y que así tendría que aceptarlo.

Una hora más tarde ya estaba al comedor del hotel, esperando la cena mientras observaba detalladamente el exquisito gusto con que había sido decorado con motivos árabes. Aquella habitación tenía un encanto especial, tenía el embrujo de las grandes construcciones islámicas. Y me di cuenta de que el mundo árabe era mi punto débil y que, posiblemente, había nacido en la época equivocada.

Ya era tarde y la cena había tenido tiempo de llegar a la parte más baja del estómago. Los segundos, los minutos pasaban irremediablemente, pero a mí no me importaba; todo me daba igual. Llevaba allí más de dos horas abocada en el balcón de la amplia habitación que tendría que compartir con una periodista de la televisión estatal sueca, una periodista que, como yo, había ido a Granada sólo a trabajar. Al menos, eso era lo que quería hacer creerme a mí misma. Yo sabía que si me interesaba por las reminiscencias árabes que todavía quedan en gran número en Granada, entraría en un torbellino del que no podría salir. No podía implicarme demasiado con la ciudad, era una cuestión personal…

Pero no podía apartar mis ojos de la gran Alhambra, que emergía iluminada en medio de una ciudad que aún no conocía pero que me parecía maravillosa, única. El sueño estaba ya haciendo impacto en mí y decidí acostarme; al día siguiente tenía que madrugar y se me estaba haciendo demasiado tarde. Yo era toda una profesional y aunque me encontrase encantada en aquella ciudad que me hechizaba, mi única función allí era informar, seguir la competición y narrar las incidencias del mundial. Nada más. Tenía que imponerme a aquella fuerza que me impulsaba a ir más allá.

Las ocho de la mañana ya habían llegado y tenía que levantarme, aunque no tenía ningunas ganas. Mi compañera de habitación, con la que no había podido cruzar palabra porque ninguna de las dos entendíamos a la otra, se había marchado ya. Estaba en el comedor, como el resto de informadores y periodistas que allí nos alojábamos. Había un gran guirigay: todos comentaban, todos reían, todos estaban de buen humor.

Los primeros días de competición fueron gélidos en las altas cimas de Sierra Nevada y llegaron las primeras sorpresas en cuanto a aspectos deportivos se refiere. Algunos de los favoritos ni tan siquiera conseguían medallas y, los competidores más desconocidos para el gran público, se convertían en estrellas mundiales.

Había pasado ya la primera semana y mi vida en Granada era monótona y estrictamente profesional. Todo era muy diferente a como yo lo había pensado. Pasaba mi tiempo libre paseando desconcertada siempre por las mismas calles, mirando la Alhambra como quien piensa en un sueño inalcanzable, comentando la jugada con cualquier periodista español que me saliera al paso o hablando con los empleados del hotel. Todo corriendo. Todo normal. Nada del otro mundo.

Aquella noche miré otra vez al cielo andaluz pensando que tendría que hacer alguna cosa diferente. Quedaban sólo unos pocos días de competición y no podía marcharme de Granada como si nada, como si no hubiera estado nunca. Granada había sido mi sueño desde que era bien pequeña, y nadie, ni siquiera el trabajo, tenía derecho de imponérseme en medio. Tomé una firme decisión: tan pronto como pudiera iría a visitar la Alhambra, como una simple turista, como una persona normal, olvidando toda la significación que para mí tenía aquel edificio, olvidando todo tipo de sentimentalismos.





Al día siguiente la jornada del mundial se me hizo eterna, parecía como si no tuviera intención de acabar nunca, como si el destino quisiera ponerme un nuevo obstáculo. Aquel día no comí; la ansiedad pudo más que el hambre y a las dos del mediodía ya estaba comprando mi billete de entrada en la taquilla. Pensaba que llegando pronto podría disfrutar de aquella maravilla sin aglomeraciones de gente, pero nada más lejos de la realidad… Tuve que hacer cerca de media hora de cola en la taquilla.

Crucé la puerta de entrada consciente de todo lo que había significado aquel edificio para el mundo árabe, de las importantes decisiones que se habían tomado dentro de aquellas ornamentadas paredes. Allí había mucha historia. Todo estaba lleno de gente, de gente alucinada por la belleza de aquellos monumentos. El tiempo pasaba mientras yo paseaba, con pasos de hormiga, mirando a un lado y al otro. Posiblemente, aquella experiencia no se volvería a repetir y no quería perderme detalle. Una vez más, Granada me había hecho aislarme de todo, me había hecho perder la noción del tiempo y del espacio. Continué con mi visita, ajena a todo y a todos y, de repente, me encontré delante del patio de los “Arrayanes”. Desde allí, sentada desde una de esas sillas que había alrededor, se podía contemplar la llamada torre de Comares, una de las más famosas de todo el recinto y se podía sentir la paz que da escuchar el ruido del agua que cae. Allí, delante de un estanque donde incluso había peces de colores, el mundo se sentía diferente, se sentía un mundo tranquilo, silencioso, sin problemas.

Cerré los ojos y dejé que mi mente volara. Imaginé que yo era una de esas princesas musulmanas y me imaginé cómo sería la vida allí en el siglo XIV y, de pronto, volví al mundo real y decidí apresurarme. Todavía tenía que admirar muchas cosas. Cuando abrí los ojos ya no había nadie en frente de mí, ya no había turistas, ya no se oía el guirigay de la gente. Ahora sí que era verdad que aquel era un mundo aparte.

El cerebro me envió una orden inmediata: tenía que ir a la puerta. Ya eran las siete de la tarde y la visita acababa a las seis! Corrí tan rápido como pude. Crucé arcos y jardines. Atravesé el Patio de los Leones, el Palacio de Carlos V, la Alcazaba y el Salón de Embajadores. Pero llegué tarde. No encontré a ninguno. Volví sobre mis pasos con un cierto aire de decepción, mientras pensaba que tendría que pasar allí la noche, que nadie me había avisado de que era la hora de cerrar. Pero, en realidad, mi corazón estaba contento, muy contento. Eso era lo que siempre había deseado: visitar la Alhambra a solas, sin nadie que estorbara, sin que nadie te dijera “aquí no puedes pasar”, “esta sala está en obras” o cualquier cosa por el estilo.

Ahora sí que era verdad que la había hecho bien gorda. Tenía toda la Alhambra para mí sola. Después del susto inicial, decidí disfrutar de la situación. Me busqué un rincón especialmente tranquilo, un lugar donde se pudiera contemplar la ciudad y el barrio del Albaicín. Me senté en un banco de madera estilo rústico y me dormí plácidamente, como nunca lo había hecho antes.

Un fuerte ruido de espadas me despertó repentinamente. Fui al lugar de donde provenía i contemplé un espectáculo que yo creía muerto desde hacía cinco siglos. Allí, en aquella pequeña habitación oscura, escondida y con escasas muestras del arte musulmán que consiguió su zénit en aquel mismo edificio donde nos encontrábamos, apareció delante de mis incrédulos ojos un hombre de apariencia medieval, de poblada barba y túnica roja hasta los pies, que profería fuertes gritos en nombre de Alá. En frente de él, otro, bajo, con un poco de melena y el escudo de las coronas de Castilla y Aragón en su ropa. De pronto, el silencio fue de nuevo absoluto, porque ambos intuyeron mi presencia. Tanto uno como otro se quedaron un poco parados, como sorprendidos, y después se presentaron ante mí, dejando para después su interesante combate:

- Buenas tardes, bella dama. Soy el espíritu de Boabdil, príncipe de estas tierras que mis antepasados hicieron prósperas y que este villano cristiano quiere arrebatar a mi pueblo. Un pueblo que, con esfuerzo y sacrificio ha conseguido salir adelante, dejando atrás los problemas i revueltas que el ejército de este ciudadano innoble han provocado.

Me quedé verdaderamente alucinada. ¿Quién podía creer aquello que yo estaba sintiendo? Boabdil! Boabdil murió hace casi 500 años…

- Y yo soy Fernando II de Aragón, que sólo intenta conquistar para los estados cristianos lo que es de los estados cristianos. Estas tierras han sido musulmanas durante demasiado tiempo y ya es hora de que vuelvan a las manos de donde no debían haber salido nunca.

- Sí, ya y yo soy el Cardenal Cisneros, dije yo con un aire de ironía e incredulidad.

Dicho esto, los dos hicieron un gesto de continuar con la batalla que habían protagonizado unos cuantos siglos atrás, pero me puse en medio con tal de impedirlo.

- ¿Por qué tendría que creeros?, pregunté.

- Es cuestión de fe.


Aquella enigmática respuesta me hizo pensar durante unos momentos. Después, decidí aprovechar la oportunidad que el destino me ofrecía para conocer de cerca una parte importante de la historia de nuestro país. La historia nunca se me había dado bien en el colegio, aunque el tema que tratara de los árabes siempre me lo había sabido de maravilla.

Pasé toda la noche hablando con tan peculiares personajes. Fue muy divertido. El castellano del siglo XV que utilizaba Fernando hacía interesante la conversación, mientras cada vez que intervenía Boabdil, su marcado acento árabe provocaba mis risas, que se sentían por todo el recinto. El mismo Boabdil me mostró las que habían sido sus habitaciones privadas, el dormitorio, la sala donde se reunía con los jefes militares de su ejército… Todo aquello era muy extraño, parecía como si los dos hubieran olvidado que eran enemigos, que estaban luchando por contar a Granada entre sus territorios. De repente, tanto Boabdil como Fernando dejaron a un lado sus diferencias religiosas, morales y políticas.

- Lo sentimos, pero tenemos que dejarte, dijo con cierta pena Boabdil. – La llegada de un nuevo día se acerca y tenemos que escondernos. Una nube de turistas interrumpirá nuestra particular batalla.

- Puedes volver cuando quieras, te estaremos esperando, dijo el rey cristiano.

Los dos desaparecieron en medio de una gran humareda, mientras yo aún me preguntaba si estaba soñando o si aquello había sido real. En cualquier caso, mi deseo más alto, conocer la Alhambra, ya se había cumplido y eso era lo que verdaderamente me importaba. Lo que pasó después fue nada más que una anécdota de las muchas que, sin duda, esconde la ciudad encantada de Granada.

Salí corriendo hacia la puerta y uno de los porteros, al verme, abrió los ojos como platos. La sorpresa para él fue enorme, ya que nunca le había pasado que alguien se quedara dentro del recinto toda una noche. El hombre fue muy amable y me informó de que tenía derecho a presentar una reclamación por el perjuicio que todo aquello podía haberme causado. Se le notaba preocupado y avergonzado, pero la expresión de su cara cambió cuando le dije que dejarme allí encerrada era lo mejor que había podido hacer en su vida.

- Seguro que usted no me entiende, pero ahora mismo soy la mujer más feliz del mundo, afirmé con una buena dosis de alegría y orgullo.

El reloj marcaba ya casi las diez.

- La ceremonia de clausura del mundial! Lo había olvidado por completo.

Afortunadamente, llegué a tiempo e hice la retransmisión más feliz de toda mi vida. Como yo esperaba, el de Granada había sido un viaje muy especial.

Estaba haciéndose ya de noche e hice la maleta apresuradamente. Me asomé al balcón del a habitación por última vez y sentí que alguien me estaba observando. Un par de horas más tarde, estaba ya en el aire. No quería perderme detalle de la última imagen que me llevaría de Granada: la Alambra, iluminada, bajo mis pies mientras un par de espadas relucientes en medio del cielo despedían a una pasajera que nunca se olvidará de aquella noche.







(Este relato es obra de mi hermana y lo escribió hace ya 14 años... Espero que os guste tanto como a mí y que lo disfrutéis. Y si no habéis estado en Granada, es una ciudad mágica y, realmente, merece la pena visitarla).

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